lunes, 7 de marzo de 2022

LA VIDA SEGÚN DE DOS DESCEREBRADOS MANOLO MORERA Y CARLOS MENÍ

 


LA VIDA SEGÚN DE DOS DESCEREBRADOS MANOLO MORERA Y CARLOS MENÍ
Los humoristas o cuarteto de dos gaditanos, estrenaron su nuevo espectáculo “La vida es un cachondeo” en el Teatro Miguel Mihura Álvarez completamente abarrotado con todas las entradas vendidas en pocos días nada más ponerse a la venta hacía un mes

Los chirigoteros, presentadores de televisión y ahora humoristas Manolo Morera y Carlos Mení presentaron el pasado viernes por la noche en el escenario del Teatro Miguel Mihura Álvarez completamente abarrotado de público y con todas las entradas vendidas en pocos días desde que se pusieron a la venta el pasado 4 de febrero su nuevo espectáculo “La vida es un cachondeo”. La velada fue organizada por el Ayuntamiento de Medina Sidonia y parte de la recaudación será destinada para financiar el viaje y estancias de las chicas de “MM DANCE ACADEMY” que obtuvieron la 3ª posición en el campeonato nacional de danza hula hop por lo cual se clasificaron para la final europea que se celebrará en Paris.
Morera y Mení que ahora se están plantando en los escenarios en formato dúo con nuevo espectáculo “La vida es un cachondeo” (después del éxito de su primera incursión “Me reí león, El Musimal”) hizo parada en Medina, donde estos dos elementos descerebrados, insensatos, dementes, completamente locos hicieron pasar durante casi dos ahora partirse de risa nada más pisar hasta que abandonaron las tablas del teatro a los más de 340 asistentes que se regalaron una tarde de risas en mitad de este segundo fin de semana de Don Carnal en Medina Sidonia. Cuánta falta hacen ratitos así, quizás a un precio más económicos (10 euritos la entrada), en estos momentos tan complicados, casi saliendo de la sexta y esperemos última ola del Covid-19 y con la guerra del impresentable Putin amenazando a todo el que se ponga por delante.
En esta nueva aventura, el tándem Morera y Mení da forma a un show humorístico, a veces teatral, a veces monologuístico, que repasa las distintas etapas de la vida, con sus pros y sus contras, sacándole punta a todo tipo de situaciones cotidianas: irónicas, irreverentes, sarcásticas, causticas, a veces mordaz. Defendiendo que la propia vida es un puro cachondeo y que lo mejor que se puede hacer es mirarla y asumirla con humor. Hablan de la niñez, la adolescencia, la juventud, la edad adulta y la vejez, parándose a analizar todo cuanto se les ocurre, a veces improvisando causando las risas de ellos mismos: formas de vestir, actitudes, estilos musicales… unas veces muy centrados en el tema y otras divagando por todo tipo de hilarantes derroteros (fueron sublimes las reflexiones sobre los insectos o los extraterrestres).
La propuesta fue, en definitiva, un compendio del universo que rodea a estos dos cachondos mentales, quienes ponen el espectáculo a una velocidad de crucero de casi un chiste, una parodia, una chufla, bromas, pantomimas o chuflas por segundo. Utilizan además accesorios en su indumentaria y otros elementos simples para exponer sus argumentos, aunque sus mejores armas son la palabra, el ingenio, la espontaneidad, la agilidad y, sobre todo, la complicidad que esta pareja ha ido fraguando sobre las tablas a base de reír y hacer reír. Porque ellos también se ríen un rato de sus propias ocurrencias e improvisaciones a lo largo de las dos horas que tienen al público pendiente de sus benditas tonterías.
“La vida es un cachondeo” ya lleva un tiempo rodando por los teatros de medina España. Se nota que el guion es fresco y que, como todo elemento vivo, ha ido madurando a base de funciones.
Y es que, como pasa con los niños, mola ser testigo de sus primeros pasos. Seguro que la edad del pavo le viene muy bien, la edad adulta le da empaque y la vejez le aporta experiencia. Ánimo y a seguir creciendo.
La del pasado viernes es la primera vez que Manolo Morera y Carlos Mení subieron las cuestas por este cerro de la vieja Asidonia. Da gusto que gente así venga de vez en cuando.
Porque hablar de Morera y Carlos Mení, es hablar de humor, de risas y de un ingenio sin igual. A estos dos gaditanos, el Carnaval de Cádiz parece habérsele quedado pequeño, y sin renunciar nunca a sus raíces y orígenes han conseguido hacerse un hueco en el panorama nacional.












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